La ansiedad, además de ser un tema recurrente en la vida diaria, se ha convertido en la implacable compañera de miles de personas que, ante situaciones de estrés, la obtienen como respuesta emocional.
Cuando esta respuesta se vuelve excesiva y persistente, trae consigo efectos totalmente críticos y desequilibrantes en el ser humano, afectando su calidad de vida.
En este artículo, ahondaremos un poco en los conceptos clave de esta emoción: qué es, cómo se manifiesta, cuándo se considera un trastorno, a qué se debe la ansiedad y cómo puede evitarse o controlarse.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es considerada una emoción natural que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas y se manifiesta como una sensación de inquietud, preocupación o temor ante situaciones o eventos futuros.
Para González & Parra-Bolaños (2023), la ansiedad es un estado emocional complejo, difuso y aversivo, caracterizado por una aprensión excesiva irracional, intranquilidad, tensión, hipervigilancia y preocupación.
Dicho estado, se acompaña de la activación del sistema nervioso autónomo (en ausencia de un estímulo específico que la desencadene) y combina diferentes manifestaciones físicas y mentales:
¿Cómo se manifiesta la ansiedad?
Según Díaz & De la Iglesia (2019), la respuesta de ansiedad comprende diversos procesos en continua interrelación:
- Cognitivos, referidos a los mecanismos involucrados en el procesamiento de la información relevante de la situación y de sí mismo.
- Fisiológicos, generados automáticamente por la activación combinada de la rama simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo, a fin de preparar al organismo para actuar en contextos considerados amenazantes o peligrosos.
- Conductuales, relativos a las acciones generadas con la finalidad de prevenir, controlar, luchar o huir del peligro.
- Afectivos, que aluden a la experiencia subjetiva de la sensación ansiosa.
Al aumentar la actividad del sistema nervioso autónomo, se desencadenan síntomas como opresión en el pecho, inquietud, taquicardia, tensión muscular, parestesias y, por lo general, problemas del sistema digestivo.
Asimismo, a nivel mental, se puede presentar en las personas estados de alerta permanente, tensión, pensamientos intrusivos (catastróficos perturbadores), escasa concentración y memoria, además de ataques de pánico severos.

Aunque la ansiedad puede ser una respuesta normal a situaciones estresantes, cuando se vuelve excesiva o persistente, puede interferir significativamente en la vida diaria de la persona, convirtiéndose así en un trastorno:
¿Qué es un trastorno de ansiedad?
Un trastorno de ansiedad (TA) hace referencia a un grupo amplio de trastornos mentales, caracterizados por presentar una dificultad para percibir los aspectos seguros de las situaciones de peligro y por una tendencia a subestimar las capacidades de afrontamiento.
Esta dificultad, deriva de una cognición disfuncional que atribuye una valoración errónea de peligro (Díaz & De la Iglesia, 2019), e interfiere directamente con el manejo efectivo y adaptativo de circunstancias difíciles, y hasta deteriora el funcionamiento cotidiano.
Existen diversos tipos de trastornos de ansiedad, cada uno con sus propias características:
Tipos de trastornos de ansiedad
Estos son algunos de los tipos de ansiedad más comunes:
Ansiedad generalizada (TAG)
Se caracteriza por una preocupación excesiva y persistente sobre una amplia gama de temas, como el trabajo, la salud o las relaciones. Las personas con TAG suelen sentirse tensas, irritables y con dificultad para concentrarse.
Pánico
El pánico se define como una aparición brusca de miedo intenso, que puede surgir espontáneamente o por la presencia de algún estímulo, alcanzando su punto máximo en pocos minutos.
Puede incluir síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, temblores y sensación de ahogo.
Fobia
Consiste en un miedo intenso y persistente a objetos o situaciones específicas (arañas, alturas, espacios cerrados, fobia social, etc.). Las personas con fobias específicas suelen evitar a toda costa la situación o el objeto temido.
Estrés Postraumático (TEPT)
Se desarrolla después de experimentar un evento traumático y se caracteriza por revivir el evento a través de recuerdos intrusivos, pesadillas y flashbacks.
Las personas con TEPT suelen evitar situaciones o personas que les recuerden el trauma y pueden experimentar síntomas de hipervigilancia y alteraciones del sueño.
Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC)
En este trastorno, el individuo asume pensamientos recurrentes (obsesiones) y conductas repetitivas persistentes (compulsiones), acompañados de un cambio en la conducta personal.

Mutismo selectivo
Se identifica como el fracaso constante de hablar en situaciones sociales específicas en las que existe expectativa por hablar (a pesar de hacerlo en otras situaciones).
Como puede verse, todos los trastornos de ansiedad, generan en sí, diferentes niveles de alteración que pueden afectar el bienestar físico y emocional:
¿Por qué da ansiedad?
La ansiedad responde al estrés y la forma particular que cada persona posee para enfrentar las situaciones que se le presentan en el día a día.
En tal sentido, los motivos que pueden generar el trastorno de ansiedad en un ser humano están relacionados con ciertas condiciones y características de su personalidad, que van desde experiencias específicas individuales a una reacción generalizada en la cotidianidad.
De forma general, algunos de los factores que pueden contribuir al desarrollo de la ansiedad incluyen:
- Factores genéticos: La predisposición genética puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.
- Experiencias de vida: Eventos traumáticos, pérdidas significativas o situaciones estresantes prolongadas pueden desencadenar ansiedad.
- Personalidad: Personas con ciertas características de personalidad, como la tendencia a la preocupación o al perfeccionismo, pueden ser más propensas a experimentar ansiedad.
- Condiciones médicas: Ciertas enfermedades médicas, como trastornos de tiroides o enfermedades cardíacas, pueden causar síntomas de ansiedad.
- Uso de sustancias: El consumo de sustancias como el alcohol o la cafeína puede exacerbar los síntomas de ansiedad.
Cuando la ansiedad aparece en la vida de una persona, afecta su rutina y entorno:
¿Cómo se refleja la ansiedad en la vida diaria?
Frente a la ansiedad, la autoestima se ve mermada. Este trastorno hace que la persona se sienta incapaz de enfrentar situaciones en distintos ámbitos, haciendo que evite actividades que disfrutaba, lo que conlleva, en muchos casos, al aislamiento social.
Dicha situación genera sentimientos de soledad, tristeza, entre otros síntomas que comprometen la visión de sí mismo, considerándose menos competente, teniendo miedo al fracaso e intranquilidad por cómo lo juzguen las demás personas.
En algunos casos, esta emoción puede conducir a comportamientos como el consumo excesivo de alcohol, tabaquismo, rechazo al ejercicio, lo que trae consigo más problemas de salud.
Conjuntamente, la experiencia a la que se someten las personas con ansiedad no solo los afecta a ellos; su círculo familiar cercano vive momentos de incertidumbre ante la imposibilidad de entender el comportamiento, temores y demás síntomas que se presentan.
Aunque la ansiedad puede ser desafiante, existen diversas estrategias que pueden ayudarte a manejar y reducir sus síntomas:
¿Cómo controlo la ansiedad?
Un psicólogo puede enseñarte herramientas y técnicas para manejar la ansiedad y mejorar tu bienestar emocional.
Al reconocer los síntomas y las causas de la misma (mediante un diagnóstico personalizado), el especialista puede implementar diversas estrategias para su control y manejo, a través de psicoterapia o tratamiento farmacológico.
En el primer caso, las terapias cognitivo-conductual y las psicodinámicas, son unos de los tratamientos más efectivos, pues permiten desarrollar habilidades para identificar (y cambiar) pensamientos y comportamientos negativos.
Respecto al uso de medicamentos antidepresivos y ansiolíticos, pueden ser útiles para aliviar los síntomas en algunos casos.

Otras estrategias que pueden resultar muy útiles para controlar la ansiedad, son:
- Técnicas de relajación: Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación o el yoga, puede ayudar a reducir la tensión.
- Cambios en el estilo de vida: Adoptar hábitos saludables como dormir lo suficiente, mantener una dieta equilibrada y limitar el consumo de cafeína y alcohol, reduce los niveles de ansiedad.
- Ejercicio físico: La actividad física regular libera endorfinas, que son sustancias químicas que tienen efectos antidepresivos y ansiolíticos.
- Apoyo social: Hablar con amigos y familiares de confianza puede proporcionar un gran apoyo emocional y ayudar a sentirse menos solo.
Si experimentas síntomas de ansiedad o tienes a una persona allegada con la sospecha de este trastorno, la ayuda profesional es el mejor camino para alcanzar el bienestar integral (emocional, mental y espiritual):
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Si la ansiedad interfiere significativamente en tu vida diaria y no puedes controlarla por tus propios medios, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental.
En ese sentido, un psicólogo cuenta con recursos para evaluar los síntomas y desarrollar un plan de tratamiento con estrategias personalizadas y con resultados respaldados científicamente para ayudarte a superar la ansiedad.
¡Recuerda: La ansiedad es un trastorno tratable y no tienes que enfrentarlo solo/a!
En Psicología Vital, encontrarás un lugar seguro para explorar y gestionar la ansiedad y tus desafíos emocionales, así como las herramientas y habilidades para que puedas hacerle frente a tu problemática y superarlo.
¡Tu bienestar es la prioridad!
Referencias
Díaz Kuaik, I., & De la Iglesia, G. (2019). Ansiedad: revisión y delimitación conceptual. Summa Psicológica, 16(1), 42-50. https://doi.org/10.18774/0719-448x.2019.16.1.393
González, R., & Parra-Bolaños, N. (2023). Neuropsicología de los trastornos de ansiedad. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 7(1), 5206-5221. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v7i1.4825